Aprender a querer…

sábado, 29 de diciembre de 2007

 

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que no te sientes querido?

He tenido como piedra angular de todas mis relaciones dar el 110% de mi en ellas, suponiendo (mal hábito, según me han hecho entender) que de allí en adelante todo seria color de rosas. Obviamente no ha funcionado. Me pregunto que ha pasado para que esa posición, completamente lógica, no funcione…

Dando vueltas una y otra vez sobre el tema, un par de ángeles caídos del cielo, me han tocado con sus palabras y me revelaron la verdad universal: "Para querer a los demás, primero debes quererte tu mismo". Parece tonto, o por lo menos a mi me lo parecía, pero mientras más lo analizo, más sentido le encuentro. A fin de cuentas, yo he actuado según el principio de la regla de oro: "Tratar a los demás, como quisieran que te trataran", hasta aquí, debería ser suficiente para llevar una vida plena, pero no es así. El punto oculto, a mis ojos, esta en que hay "otro" que no es mencionado allí: YO. Me explico, si a esa persona interior yo la quiero y respeto, los demás la querrán y respetaran. Por extrapolación, si yo me trato a mi mismo como un juguete, no me doy el puesto que me merezco y le pierdo el respeto a ese Alter Ego que siempre me acompaña, no puedo quejarme cuando el resto del mundo actúe de esa manera.

Descubrí que soy una persona que ofrece a ese "Alter Ego" como tributo a los demás. Y no es bueno, él es parte de mí. En mi último post, lo reencontré, seguía a mi lado, con una mirada triste, pero no de reproche (soy demásiado bueno como para no tratar de perdonarme yo mismo), vestido con las piltrafas que le han ido dejando los años, con frio y sin habla. Lo vi, y en medio del caos, lo levanté y lo puse en su sitio. En el fondo, él es un buen chico, y en unas cuantas horas ha recuperado la sonrisa y me ha estado tratando de dar ánimos a mi, ¡precisamente a mi que lo rescaté!, y me susurra cosas locas: "tranquilo Freddy, tu puedes!"; "Freddy, te ves hasta más atractivo"; y mi preferida: "¿Y por que no le sonríes tu también?".

A mis ángeles les agradezco que me hayan abofeteado tan fuerte como para darme cuenta de que estaba perdiendo a alguien tan valioso como yo. A los que jugaron con mi Alter Ego…. Pues agradecerles, no todos los días se nos presenta la oportunidad de reencontrarnos con nosotros mismos, y al que inventó Internet, un abrazo (me imagino abrazando a los militares de Arpanet…). Con algo de fe, espero estar en capacidad próximamente de extender este sentimiento a los demás, sin negármelo a mi mismo.

Hay una frase: "¡Esa es la actitud!"; me la lanza el ángel cada vez que menciono cuanto estoy recuperando, para ella aparte del beso, una sola respuesta: " ¡Y lo que falta…!"

Freddy R

1 comentarios:

Anónimo dijo...

F*


El impulso para seguir adelante, luego de una ruptura, de una decepción, de un desamor, de un éxito no alcanzado, de un sueño que quizá alguien te robó, de muchas sonrisas frustradas, de un adiós que huele a muerte, o de la vainilla que dejaste de percibir cuando te estabas acostumbrando más al olor, lo encontrarás en ti, el motivo de tus alegrías, y tus esperanzas nace de adentro, del hecho de saberte vencedor, y ganador desde el minuto mismo de tu nacimiento cuando llegaste a fecundar cuando otros miles corrían delante o detrás de ti, pero fuiste tú quien logró el objetivo y de una forma maravillosa ahora estás en este mundo des-conocido para muchos, aburrido para otros, pero que tú haces tuyo cada día. No necesitas aferrarte a nadie para ser grande.

La alegría permanece siempre, siempre, dentro de ti, y se transforman en sonrisas que se dibujan en tu rostro, y las vemos todos a tu alrededor, ellas, pueden ser influenciadas por algún chiste, algún bonito recuerdo, un gesto tierno que denotas por ahí, o simplemente alguna picardía tuya, puede ser motivada por algo externo, pero está escondida dentro de ti, y nadie más que tú puedes mostrarla a los demás.

Te invito a encontrarla cada día, mírate al espejo, y a través de tus ojos intenta llegar a ese lugar donde nadie más podría, sólo tú que te conoces y vives contigo mismo más que cualquier otra persona,(sí, yo también me estoy riendo al imaginarte conversando con el espejo y observando a escondidas lo guapo que estás no sea que se asome tu mamá y te descubra en ello). Ámate. Porque como ya te ha escrito ese ser al que has llamado ángel, "Para poder amar a los demás, debes amarte a ti mismo primero", de ahí parte todo.


No esperes ser correspondido. Es bien sabido que siempre hay un sentido de pertenencia de nuestra parte para con los que amamos y a los que le entregamos todo, hasta el último aliento, protegemos, cuidamos, dejamos la más de las veces de ver por nosotros mismos para ver por los ojos de ese ser al que no quisiéramos perder por nada del mundo, y luchamos a diario para permanecerlo dentro de nosotros cada día, pero, para amar, hay que comprender primero que el otro no nos pertenece, técnicamente no, su cariño, su afecto, sus emociones, pueden estar en un momento determinado dirigido a nosotros, pero el amor, no nos hace literalmente dueños de nada, debemos entregar, entregar y entregar, si es recíproco, el otro también entrega y así se llega a un amor de dos. "enamor-a-dos".


Todo esto, no se refiere única y exclusivamente al amor de pareja, sino también al amor de familia, cuando por ejemplo a un hijo le damos todo, dejamos hasta de comprarnos algo que nos gusta, sólo porque a ese ser al que le dimos la vida, se le iluminan los ojitos por un juego de video que tanto añora o por unos zapatos que lo hacen estar a la moda y fashion, puede que lo que tú querías comprarte era un poco más necesario y útil, pero jamás dejarás tu bienestar por encima del de él, y lo haces por amor, sin embargo, eso no te da derecho a querer dirigir ni su vida, ni sus sueños, ni a exigirle que haga lo mismo por ti, tiene que "nacer" propiamente de tu hijo hacerlo. Lo amas, pero él debe vivir también su propia vida y soñar sus propios sueños.


Admira cada día a esa persona que eres y llevas muy adentro, haz que el optimismo sea tu escudo y déjate amar, porque luego de que te ames, sabrás lo ideal y extraordinario que es estar contigo y querrás que alguien más también pueda compartir todo ello.


Sé que me extendí, pero honestamente escribirte es un placer. Gracias por dejarme entrar a mí desde lejos, a ese lugar donde pocos van llegando aún cuando han tenido pase VIP.


Nota: A mí no me agradezcas nada, el que te ames cada día y te des cuenta lo grandioso que eres, y a donde puedes llegar con tus popios pies, esa actitud, será en el tiempo mi única recompensa.


*


Aquí.